Los asesores políticos creen, a juzgar por la campaña en marcha, que los chavistas son más fáciles de convencer...
Alfredo Yánez Mondragón
En Twitter @incisos
La pregunta ronda por muchas mentes, aunque pocos se dediquen con determinación a la búsqueda de una respuesta. ¿Qué visión de país es más radical; la de los chavistas o la de los llamados ni-ni?. Quién dé con la solución de este enigma habrá avanzado, como nadie, en la comprensión de lo que nos ocurre como sociedad.
Según se desprende de las campañas electorales adelantadas por cuatro precandidatos a la presidencia, el chavismo -aun cuando marche de segundo en las preferencias nacionales- es el público a conquistar. Olvidan, o dejan de lado a la gran mayoría del país; esa gente que no se endilga ideologías, ni preferencias; sino que prefiere estar con aquel que más le ofrezca... y no me refiero únicamente a migajas populistas.
El tema es complejo, porque desarma tesis sesudas; de un lado y de otro. Quienes defienden rodilla en tierra al chavismo deben entender que los grandes asesores del mundo político local y foráneo, consideran a los actuales oficialistas como más vulnerables que los ni-ni, y por eso los mensajes de los candidatos van dirigidos a ellos; en el entendido que el desencanto por la esperanza perdida, es mucho más sencillo de absorber, que la capacidad de análisis y generación de criterio propio que pueden tener los indecisos e independientes de ayer, que hoy están ubicados en la franja ni-ni.
También en el lado de quienes se presentan como alternativa democrática el tema tiene su interés. Si la visión de los llamados ni-ni es mayoría en Venezuela; ¿por qué en vez de hablarle directo a ese sector; se empeñan en obviarlo, para tratar de permear hacia quienes tienen convicciones de migaja y dádivas?
Los electores aventajados; esos que en cada barra, o en la tribuna, o frente al teclado conocen a la perfección la realidad política que atravesamos; convergen en la advertencia de que solo será posible darle un rumbo distinto al país si se copia el modelo actual, con un maquillaje distinto y nombre menos rimbombantes, también se saltan la responsabilidad de aquel grupo inmenso y capaz, que precisamente por la aplicación de tanto prejuicio por parte de los "conocedores" se excluyen, por propia cuenta.
Este ejercicio ocioso personal concluye que la fortaleza social radica precisamente en ese grupo que no quiere retratarse con las masas fanáticas; que no valida las políticas de marginación vigentes que quieren mejorarse -según los discursos de las precandidaturas-, que no desean más de lo mismo, que no quieren que esto cambie para que todo siga igual.
El 30 por ciento que se identifica fielmente con el chavismo está ahí, inamovible; creyente, leal. Ellos se molestan o se contentan, pero igual su fidelidad parece inalterable.
Son muchos quienes advierten que el discurso y el modelo actual están desgastados; quizá por eso, los llamados ni-ni, mantengan su postura; porque el protagonista original de este modelo y discurso lo mantiene; y otros -que se perfilan como alternativa- quieren, pese a los intentos retóricos por desmentirlo, no solo copiarlos, sino mejorarlos.
Eso sí. Ese grupo, el de los ni-ni, es duro, muy duro. Es exigente, no se convence con frasecitas, no se le invita solo con una oferta manida, una palmada o un beso en la mejilla. Para llegarle a ese grupo, hay que pensar muy bien, hay que llamarlo a participar, hay que generarle la confianza no de un compadre bonachón, ni de un pana de la esquina; sino la confianza que genera una actitud de transformación real, una visión amplia, una capacidad gerencial probada, una voluntad manifiesta de trabajo en equipo sin sectarismos; una gran disposición a andar juntos por una senda de tropiezos y obstáculos; pero con dirección clara hacia un destino de futuro posible.
Esos hombres y mujeres existen. Aunque las encuestas los excluyan de sus estudios, y el 40% que representan quede en el olvido; si los candidatos les tomaran en cuenta de verdad; primero no habría ni-ni; y segundo; no haría falta ese disfraz de populismo latinoamericano, que de tanto usarlo, se vuelve vestimenta de uniforme.
incisos@hotmail.com
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