El próximo debate. Artículo de Thays Peñalver

THAYS PEÑALVER
En Twitter: @thayspenalver
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Lamentablemente la felicidad no es trending topic, ni genera revuelo a nivel mundial. Por eso es increíble que hasta el lunes pasado y luego de 12 años, la felicidad y la esperanza fueron liberadas de su secuestro y no nos hizo falta el Cicpc. Esos 5 candidatos lograron devolvernos la esperanza por un futuro más bonito. La confianza de María Corina, la frescura y la capacidad inagotable de lucha de Leopoldo, el buen desenvolvimiento de Pablo, la fuerza e ímpetu de Henrique y la prestancia y solidez de mi respetado Diego, me hicieron sentir después de mucho tiempo en otro país, en el que aún se puede soñar.

Excelente sin lugar a dudas ver que Venezuela tiene un relevo político envidiable y que la democracia podrá ser posible cuando el futuro nos alcance. Futuro que se desvanece para la revolución que ya luce moribunda en un año que a manera de sino terrible encontrará su final a 20 años exactos. 1992 los vio emerger, 2002 los vio abandonar la vía del progreso y 2012 aparecer completamente descompuestos y destruidos. Pero a su vez es el año en el que veremos que no queda en pie un solo responsable del pasado, todos los expresidentes estarán enterrados y enfrentaremos no solo una transición hacia otra Venezuela, sino un completo y total relevo generacional.

¿Están esperando el "pero" verdad? El próximo debate, es más complejo porque es nuestro deber proteger a esos candidatos. Verán, la próxima elección será para votar por un Aylwin, por un Adolfo Suárez o por un Gorbachov. Por lo tanto uno de ellos perderá y los otros cuatro ganarán, porque buena parte de ellos será presidente y me atrevo a predecir que un par de ellos serán recordados por muchos años como los mejores. Por eso el próximo presidente se inmolará, junto con su partido.

Y esto es porque más allá de las buenas intenciones, el debate interno tiene una sola pregunta. La del profesor Castro Leiva, una pregunta desde los recovecos de la Universidad Simón Bolívar: candidatos ¿cómo se gobierna esta broma? Esa pregunta única envolverá a una constituyente para restituir la democracia, la independencia de los poderes y devolver la autonomía a la justicia, el desmantelamiento de los nexos con las FARC, desarme de los círculos bolivarianos y milicias, extraditar a los terroristas que se encuentran en Venezuela y enjuiciar a los que están solicitados internacionalmente, mientras inicia una guerra contra el narcotráfico y desmonta el zelayazo que le vendrá sin lugar a dudas. ¿Cómo gobernaré esta broma? Sin un bolívar como bien lo indica el informe de Pdvsa, para hacer frente a crisis como las de la electricidad y el abastecimiento de alimentos, las presiones masivas de los amigos y enemigos (y de los peores) con unas arcas completamente vacías y los cargos públicos repletos, mientras trata de evitar que una buena parte de los venezolanos no busquen venganza y otros protejan lo que han recibido.

Por eso ¿cómo gobernaré esta broma? Es la pregunta que debe hacerse cualquiera de ellos mucho antes de jurar sobre la constitución, frente a un Hugo Chávez Frías que quedará como jefe de la oposición, esperando las fallas que lo traerán "más rápido y para siempre" él estará esperándote en la bajadita, con una Asamblea Nacional y con un TSJ a su disposición. Es aquí dónde recordaremos cuando hablamos de transición y muchos entenderán que era la única manera en la que se puede gobernar en paz y hacer realidad los proyectos, porque la transición habrá creado el tejido democrático e institucional necesario para evitar que los tentáculos de la revolución moribunda y podrida pero enfurecida, diera los zarpazos con los que desde ya nos están amenazando.

Venezuela se merece un minuto de pensamiento político auténtico, serio y eficaz, que opte por un futuro a largo plazo, que desplace a ese cortoplacismo que tanto daño nos ha hecho como nación. Estamos a tiempo de evitar esa emboscada que espera agazapada a nuestros candidatos. Es tiempo de que esos 5 se reúnan y sean ellos los que tomen las decisiones, fuera de una estructura que los obliga a inmolarse, porque son quienes tienen la responsabilidad de ser los constructores de una sociedad democrática donde cabemos todos.


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