Edgard Gutiérrez
En Twitter: @gedgard
Retomo este espacio después de una pausa más prolongada de lo que quise debido a razones profesionales. Quiero agradecer a todos los que se han comunicado conmigo para alentarme a seguir publicando mis análisis. Precisamente ése es el espíritu con el que deseo proseguir esta columna: ser sencillamente un colaborador.
Naturalmente, mucho ha ocurrido desde que escribí por última vez (agosto), aunque algunas cosas se han mantenido relativamente igual. En esta oportunidad me gustaría hacer un balance inicial de cómo estoy viendo los elementos estructurales que comenzarán a perfilar la naturaleza y rumbo de la elección más importante a la que asistiremos los venezolanos en mucho tiempo. Aunque lo anterior suene a una “frase hecha”, nunca antes ha sido más cierta esta afirmación. La elección presidencial, que ya tiene fecha, será determinante. Que a nadie le quepa duda alguna al respecto.
Entre las cosas más relevantes que han ocurrido está la definición misma de la fecha de los comicios: hoy estamos exactamente a un año de su celebración y a partir de este momento, los actores en disputa se jugarán el todo por el todo, precisamente porque esa será la naturaleza del proceso político al que asistiremos: el debate entre la permanencia en el poder por 20 años del chavismo o por el contrario, la materialización de un cambio político que conduzca al país hacia nuevos derroteros –quizás insospechados–, de los que hablaremos en su momento.
Algo que se mantiene es la incertidumbre de quién será el candidato presidencial oficial y, si en todo caso fuera quien hoy gobierna desde hace casi 14 años, la duda se basa en qué condiciones participará en la campaña electoral: ¿lo hará disminuido?, o por el contrario ¿ participará milagrosamente recuperado? Hasta el momento eso es un secreto de Estado, no sólo para quienes lo adversan, sino también para muchos que hoy lo acompañan.
El gobierno necesita tanto tiempo como la oposición
Las elecciones presidenciales, muchas veces lo he dicho, por usos y costumbres, debían tener lugar el primer domingo del mes de diciembre del año entrante: esto es, el 2 de diciembre. Muchos fueron los rumores sobre un posible adelanto hacia agosto, julio e inclusive mayo. Lamentablemente la Constitución no prohíbe esta maniobra y el gobierno podía fijar la fecha a su máxima conveniencia. Sin embargo, escogió octubre. Sólo “adelantó” en 8 semanas la batalla… ¿Por qué?
La decisión de la fecha tiene un significado muy poderoso: revela de manera nítida que el gobierno necesita tanto tiempo como la oposición para poder ganar las presidenciales. De ser otro el análisis del oficialismo, hubiésemos visto una fecha aún más extraña… y temprana.
¿Para qué necesita tiempo? Primero para saber si contará con su principal figura en plenitud de condiciones o si necesita empoderar a un candidato sustituto. Para eso se necesita tiempo. Otro factor también ayuda a responder: se necesita tiempo para poder generar el “milagro” de cerrar la brecha entre expectativas y efectividad de gestión.
El problema es que ya ha transcurrido una década y la historia tiene un peso demasiado grande.
El deseo de cambio
Paridad de Fuerzas
Todas las encuestas –publicadas en prensa o no– a las que he tenido acceso muestran claramente que lejos de haber un claro favorito, a un año de las presidenciales estamos en una situación de paridad. Hay dos polos de igual tamaño que irán a una confrontación electoral reñida. Tanto los públicos de quienes apoyan, como quienes adversan al actual gobierno son de la misma estatura. La respuesta de quién terminará inclinando la balanza a su favor está en quien sea capaz de llegarle a los indecisos. Aún falta mucho para eso y veremos cómo el desarrollo de estrategias y tácticas intentarán conquistar ese objetivo. Pensar en hacer una campaña sólo para reforzar a los propios será el peor de los pecados que pueda cometerse. Sin abandonar esas audiencias, el reto está en expandir el electorado propio. Es la única manera de ganar.
Las Primarias de Oposición se perfilan como una competencia interesantísima. Ya todos los candidatos con opción están comenzando a desplegar sus fuerzas, sus argumentos, inclusive su publicidad, para posicionarse en la mente de los electores que concurrirán a la cita del 12 de febrero. Mucho aún está por decirse sobre qué ocurrirá ese día: faltan las alianzas, las declinaciones y un largo etcétera de factores que afectarán las preferencias electorales.
Por los momentos, la estrategia unitaria de las Primarias ha logrado constituirse en una Primera Vuelta Electoral que tiene como reto captar la atención, el interés y la emoción de millones de venezolanos que desean un cambio. La gran pregunta, que comenzaremos a responder en los próximos 128 días, es si los factores unidos en torno a la MUD serán capaces de construir un proceso en el que todos sean ganadores y en el que no haya derrotados: ¿Por qué? Porque todos los factores son necesarios para alcanzar la meta de ganar la elección general.
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