sábado, 24 de septiembre de 2011

Duelo entre majunches. Artículo de Francisco Olivares

Un Chávez cansado, con una pésima gestión, será la marca de fábrica revolucionaria

FRANCISCO OLIVARES
eluniversal.com


Hace poco el jefe de la revolución confesó que no necesariamente tenía que ser Presidente de la República para seguir conduciendo la revolución. Sus palabras expresaban la incertidumbre de la enfermedad y el dilema de continuar siendo el abanderado del PSUV para las próximas elecciones. Con las acciones tan parejas, todos saben que cualquier cosa puede ocurrir en ese proceso.

La reelección continuada y la concentración de poder en manos del Presidente, convirtieron a Chávez en el alma y razón del Gobierno. Si bien ello le dio fortaleza al proyecto unipersonal durante un tiempo, más tarde le produjo una gran debilidad.

Incluyendo el revocatorio, con esta sería la quinta contienda a la que acude Hugo Chávez. Pero este vez, no encarna la esperanza popular, la fuerza, tampoco una gestión reivindicadora del pueblo y mucho menos lleva tras de sí una gran obra de Gobierno que pueda mostrar. Todo lo contrario, su gestión es un peso muerto que se intentará maquillar a fuerza de propaganda y nuevas promesas.

Ayer en la noche anunció el fin del proceso de quimioterapia y el comienzo de su recuperación total. Ello indica que sigue firme con la idea de ser candidato.

De modo que un Chávez cansado, con una pésima gestión de Gobierno, pero lo más importante, con un discurso radical y amenazante contra los privados, grandes y pequeños, que se ha traducido en desempleo y quiebra en todo aquello que toca, será pues la marca de fábrica revolucionaria.

"Busquen su majunche" decía hace dos meses, azuzando la salida de un contrincante electoral, para referirse a un ser de calidad inferior, un candidato deslucido y para completar mediocre, tal como la academia describe la tropical expresión.

Por mala suerte quiso el destino complacerlo y le mandó al menos cinco de ellos, que podrán igualarlo o superarlo en una contienda. De manera que veremos una suerte de duelo "entre majunches" tal como lo pidió el Presidente.

Dentro del chavismo no se discute abiertamente la conveniencia de promover nuevas figuras y propuestas que refresquen la revolución, con la imagen de un candidato joven que haga creíble esos cambios, aunque ello se piense y se discuta en círculos cerrados, que ven con temor el advenimiento de una derrota electoral.

Si bien en el bando opositor puede haber conflictos, todos deberán someterse someterse al resultado de las primarias. Para los oficialistas el dilema es más complejo de resolver: entre un caudillo que acusa un desgaste personal y de gestión, o un nuevo candidato, pero con la desventaja que proviene de una generación que solo ha conocido la obediencia ciega al líder.

Twitter: @folivares10

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