OSCAR HERNÁNDEZ BERNALETTE
En Twitter: @bernalette1
ElUniversal
Cuando un candidato presidencial se refiere al otro candidato más que a su propia candidatura es por que tiene dudas de su triunfo. Pareciera que el candidato del Gobierno quiere ayudar a Capriles a que actúe con superioridad sobre él. Son los retos extraños de los hombres de poder. Por ejemplo, cuando lo calificó de "majunche" que quiere decir persona de calidad inferior, deslucido o mediocre, lo que realmente le quiere decir al otro es todo lo contrario. El conoce la calidad de su contrincante, el oficialista sabe que Capriles no caerá en la provocación del insulto, la descalificación, del grito y de la amenaza. Sabe muy bien que el opositor se está luciendo, que su formación no es la de un mediocre y que su calidad personal es la de un buen gerente, una buena persona. Lo que realmente está detrás de este calificativo es admiración, quiere decirle ¡qué bien lo estas haciendo!, no necesitas la omnipotencia de mi poder para llegarle a la gente, no tienes que usar las arcas del Estado para transmitir tu mensaje, no te tienes que rodear de gente incapaz que con tal de adular y mantenerse cerca del poder hacen lo que sea. Esos valores que ve en el contrincante le genera una gran encanto por el aspirante en lo más hondo de su corazón
Cuando le dice que no está a su nivel, que le da pena y que lo rebaja en su candidatura es también por que lo quiere, lo admira. El sabe que Capriles se las trae, que tiene exactamente la edad que él tenía cuando intentó ser Presidente por primera vez. Que entiende muchas de las cosas que de las que él no tenía idea cuando llegó a Miraflores hace 13 años. No tiene duda que el candidato opositor tiene un objetivo y conoce hacia dónde tiene que dirigirse Venezuela. Ese destino que es buscar el progreso que ya el Presidente entendió que no es el socialismo del siglo XXI aunque tenga que cargarlo a cuestas.
Percibe que su contrincante está lleno de buenas virtudes y que la gente lo está descubriendo. Entiende que hay una Venezuela que quiere jugar limpio. Que le dará un giro al país sin violencia. El candidato oficialista sabe que aquí no habrá otra Libia. Hay más gente en sus filas soñando con los aviones de la OTAN sobre Caracas que en las de su contrincante. Ello por una razón muy simple, sería más heroico perder el poder por la fuerza de los imperios que por los votos de los ciudadanos venezolanos.
En opinión de este articulista, eso es precisamente lo que va a pasar. Tendremos unas elecciones más el 7 de octubre. El joven candidato va a triunfar, sacará suficientes votos para que no quede duda y entonces la tranquilidad volverá. Venezuela se situará en una zona de confort social y se tendrá que trabajar en conjunto para sacar al país adelante. Los perdedores si entienden la derrota se convertirán en verdaderos socialistas democráticos. Trabajarán también por un país decente, por una democracia sólida y justa.
El Presidente entonces descansará. La historia le reconocerá entre sus aciertos que supo perder y entendió que esa era la mejor forma de terminar su ambición política, con una derrota democrática. Con honor y convencido de que lo pudo haber hecho mejor.
No cabe duda, Chávez admira a Capriles. Necesita perder para transitar bien a la historia.
oscarhernandezbernalette@gmail.com
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