William Rodríguez
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La semana pasada se estremeció el panorama político ante el anuncio de Leopoldo López de retirarse de la carrera por la candidatura presidencial y respaldar la opción de Enrique Capriles Radonski, decisión que se venía negociando desde semanas atrás pero que muy pocos conocían y que la gran mayoría de los venezolanos no esperaban.
Y no lo esperaban lógicamente porque después de toda la parafernalia mostrada por Leopoldo para lograr vencer la inhabilitación impuesta por el gobierno, como la de acudir a la Corte Interamericana y lograr una sentencia favorable, su ridícula cuña saltando obstáculos y su conocida desavenencias y confrontación con ECR, quién se lo iba a esperar?.
Es innegable que el poder tiene sus secretos y el que está en la política busca el poder, pero para los que observamos el proceso inédito de crear una nueva organización donde la gente, sin ser militantes de ésta, pudieran postularse para formar parte de su Dirección y además votar en elecciones libres, pensamos seriamente que la intención era la de refundar la forma de hacer política e incluso, en lo personal, valoré notoriamente este esfuerzo y la perseverancia de Leopoldo por su deseo de ser precandidato en el proceso de primarias y su forma valiente y sin tapujos como lo abordó, sin vacilación al confrontar al gobierno.
Pero todo eso se botó a la basura, sus militantes y casi toda la Directiva fueron ignorados y al mismo estilo de la vieja política, Leopoldo le dió la espalda a todo ese esfuerzo y pegó una carrera solitaria hacia la Vicepresidencia que amarró con Capriles, ignorando completamente la opinión y la Voluntad Popular de su propio partido.
Poco le importó cubrir las formas, convocar una Asamblea de sus Directivos y simular una decisión colectiva, escuchar a esa militancia que decidió acompañarlo en la creación de una nueva organización política y dejar por lo menos la sensación de que no hacía lo mismo que los viejos partidos y no quedar como un exponente de la vieja política, donde todo vale sin importar las razones, la ética, los principios y los militantes.
Sé que esta opinión va ser duramente criticada por los factores que se benefician de esta negociación, pero no escribo por conveniencias, sino para decir lo que pienso, y hoy creo que no es verdad que Capriles esté tan lejos en las encuestas de Pablo Pérez, que debe ser estrecho el margen en las sondeos y su equipo debió sentir muy cerca un peligro inminente para tener que tragarse las diferencias y negociar este acuerdo.
Tampoco debo negar que he recibido opiniones muy optimistas de gente que llegó a decirme: “ Todavía se puede soñar” en una clara opinión favorable, pero así también una señora en la calle me expresó su indignación por lo que considera una traición lo hecho por Leopoldo.
Sin lugar a dudas el gran ganador de este acuerdo es Capriles que ha logrado venderlo como el sello de su victoria y el gran perdedor Leopoldo López quien con este acuerdo suicidó a Voluntad Popular dejando en claro cuánto le importa la opinión de sus militantes y directivos. Apenas faltan 14 días para saber la importancia y utilidad de este acuerdo y su verdadero impacto en las elecciones primarias del 12 de febrero.
Considero valiente la posición de Pablo Medina, María Corina Machado y Diego Arria por su decisión de llegar al final del proceso lo que despeja el ataque del gobierno basado en acuerdos cupulares que terminarían mutilando y eliminando las primarias sin argumentos ciertos, tal como se hizo en Puerto La Cruz, dejando a los ciudadanos sin la oportunidad de ser ellos los electores de sus candidatos.
mareazul2010@gmail.com,
@williancontigo
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