Capriles y Pérez en un lado; Medina y Arria en otro; López y Machado en medio
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Explosivos unos, mesurados otros, en la mitad del camino entre ambos extremos unos terceros, lentamente se van despejando, además de las posturas, las opciones más claras a disputarse el favor de los votantes el próximo 12 de febrero. Ha quedado ratificado anoche, en Venevisión, que los candidatos situados en la parte alta de las encuestas, Pablo Pérez y Henrique Capriles, se mantienen incólumes en su estrategia de inclusión y en el mensaje positivo, mientras en el otro extremo, bastantes más agresivos, aparecen con formato similar y las mismas propuestas, Pablo Medina y Diego Arria. En el justo medio se ubican, en posiciones críticas sobre determinados aspectos, sin llegar a los extremos María Corina Machado y Leopoldo López.
Cada quien en lo suyo
Claro, cada cual tiene su leit motiv. Capriles el progreso y la educación, que nadie se quede atrás, lo cual implica, como él mismo lo dice, una sola canción para todos los casos y auditorios. Pablo Pérez insiste en que el enemigo es la inseguridad, la violencia, la corrupción el alto costo de la vida, pero sin mencionar a Chávez.
Medina, por el contrario, encuentra en el Presidente la raíz de todos los males, acusándolo, además, de crímenes como el del fiscal Danilo Anderson.
No se diga Arria, que lo denunció por delitos de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional de La Haya. Además de que ambos sostienen la necesidad de una Constituyente como la única solución para desmontar el aparato chavista de poder. Machado insiste en que ella, una mujer con los ovarios bien puestos (obviamente los hombres no los tienen) derrotará a Chávez y que todo proceso de transformación pasa por ese pequeño detalle, para explayarse luego en su capitalismo popular. Y eso no sin dejar de llamar mentiroso y patán al hombre que pretende desalojar del poder.
Leopoldo insiste en el tema de la seguridad como la clave a partir de la cual se puede resolver los otros problemas, sugiriendo, con cifras, por qué el éxito de las misiones sociales tiene más de mito que de realidad.
Si bien el debate no lo era en propiedad (hubo una sola pregunta en común para todos los precandidatos) la participación de los encuestados y las preguntas vía twitter se centraban en la violencia, salud, educación, seguridad social, mas no en los intríngulis del caso Makled (planteado por Medina) o la situación de los presos políticos (mencionada por Arria).
De manera que si esa muestra no representativa coincidiera con el sentir de las mayorías, uno podría explicarse por qué Capriles (no tuvo reparo en hablar de los votantes cha- ca cha-ca) y Pérez (lejos de declaraciones dilemáticas) puntean en las encuestas y cualquiera de los dos estaría mejor posicionado que otro aspirante para conquistar el voto de indecisos y chavistas.
A pesar de un formato que no contribuía al debate cara a cara, argumento contra argumento, López le puso sabor la sesión cuando advirtió que si se trataba de incorporar a su equipo de ministros a sus contendores, lo haría con Capriles como ministro de Educación, para así plantear lo secundario del tema educativo ante una prioridad como lo sería el de la inseguridad.
Respuestas para todos
Del resto destacó lo bien informada que está Machado y su valentía a la hora de sugerir que terminará con el subsidio a la gasolina. El coraje de Medina, quien no se inmutó al reconocer la necesidad de reducir personal de la nómina oficial. Antes que amilanarse por ser el aspirante de más edad, Arria se tocó la cabellera y advirtió que esas canas eran producto de su papel como mediador en los grandes conflictos bélicos del siglo pasado. López reconoció que se reprivatizaría lo estatizado ilegalmente. Pérez anunció que no se privatizaría PDVSA y Capriles proclamó que de entrada construirían 50 mil liceos en el país.
En cuanto a imagen y desenvoltura, a excepción de la primera ronda, cuando todo el mundo parecía tener palpitaciones, los seis estuvieron bien. Respuestas estructuradas ante temas que se les planteaba de sopetón y sobriedad en los atuendos. Noche, en fin, que permite sacar conclusiones aunque no definitivas.
rgiusti@eluniversal.com
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Cada quien en lo suyo
Claro, cada cual tiene su leit motiv. Capriles el progreso y la educación, que nadie se quede atrás, lo cual implica, como él mismo lo dice, una sola canción para todos los casos y auditorios. Pablo Pérez insiste en que el enemigo es la inseguridad, la violencia, la corrupción el alto costo de la vida, pero sin mencionar a Chávez.
Medina, por el contrario, encuentra en el Presidente la raíz de todos los males, acusándolo, además, de crímenes como el del fiscal Danilo Anderson.
No se diga Arria, que lo denunció por delitos de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional de La Haya. Además de que ambos sostienen la necesidad de una Constituyente como la única solución para desmontar el aparato chavista de poder. Machado insiste en que ella, una mujer con los ovarios bien puestos (obviamente los hombres no los tienen) derrotará a Chávez y que todo proceso de transformación pasa por ese pequeño detalle, para explayarse luego en su capitalismo popular. Y eso no sin dejar de llamar mentiroso y patán al hombre que pretende desalojar del poder.
Leopoldo insiste en el tema de la seguridad como la clave a partir de la cual se puede resolver los otros problemas, sugiriendo, con cifras, por qué el éxito de las misiones sociales tiene más de mito que de realidad.
Si bien el debate no lo era en propiedad (hubo una sola pregunta en común para todos los precandidatos) la participación de los encuestados y las preguntas vía twitter se centraban en la violencia, salud, educación, seguridad social, mas no en los intríngulis del caso Makled (planteado por Medina) o la situación de los presos políticos (mencionada por Arria).
De manera que si esa muestra no representativa coincidiera con el sentir de las mayorías, uno podría explicarse por qué Capriles (no tuvo reparo en hablar de los votantes cha- ca cha-ca) y Pérez (lejos de declaraciones dilemáticas) puntean en las encuestas y cualquiera de los dos estaría mejor posicionado que otro aspirante para conquistar el voto de indecisos y chavistas.
A pesar de un formato que no contribuía al debate cara a cara, argumento contra argumento, López le puso sabor la sesión cuando advirtió que si se trataba de incorporar a su equipo de ministros a sus contendores, lo haría con Capriles como ministro de Educación, para así plantear lo secundario del tema educativo ante una prioridad como lo sería el de la inseguridad.
Respuestas para todos
Del resto destacó lo bien informada que está Machado y su valentía a la hora de sugerir que terminará con el subsidio a la gasolina. El coraje de Medina, quien no se inmutó al reconocer la necesidad de reducir personal de la nómina oficial. Antes que amilanarse por ser el aspirante de más edad, Arria se tocó la cabellera y advirtió que esas canas eran producto de su papel como mediador en los grandes conflictos bélicos del siglo pasado. López reconoció que se reprivatizaría lo estatizado ilegalmente. Pérez anunció que no se privatizaría PDVSA y Capriles proclamó que de entrada construirían 50 mil liceos en el país.
En cuanto a imagen y desenvoltura, a excepción de la primera ronda, cuando todo el mundo parecía tener palpitaciones, los seis estuvieron bien. Respuestas estructuradas ante temas que se les planteaba de sopetón y sobriedad en los atuendos. Noche, en fin, que permite sacar conclusiones aunque no definitivas.
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