Leopoldo López
Domingo 12 de febrero de 2012: Día de la Juventud, año del cambio. Los venezolanos estamos convocados a participar en una jornada que dentro de algunos años será recordada por nuestros hijos en la escuela, en las clases de historia.
Ese día, la voluntad popular se expresará para elegir al candidato unitario de la alternativa democrática. Escogeremos al capitán de un equipo de líderes cuya primera misión será llenar de ilusión a toda Venezuela para abrir las compuertas del cambio dentro de exactamente un año: el 7 de octubre de 2012. Pero el reto más importante comenzará justo después, cuando ese equipo de dirigentes jóvenes, comprometidos, comiencen su tarea de construir esa Venezuela que todos anhelamos; ese país de paz, bienestar y progreso que nos lleve a conquistar el futuro.
Después de once años de lucha política y democrática, de recorrer el país de punta a punta, de meterme en la casa de cientos de venezolanos para conocer sus problemas, sus angustias y sus sueños, siento que estoy preparado. Estoy listo para asumir el compromiso de comandar ese equipo de líderes que abrirán para Venezuela las puertas del siglo XXI. Por eso presenté mi nombre oficialmente hace dos semanas como candidato a las primarias de la unidad nacional, frente a miles de venezolanos que nos acompañaron en Caracas, y millones que nos siguieron en directo por radio y televisión.
Y ese día también lancé un reto al Presidente de la República. Un desafío que no es sólo mío, sino de todos los venezolanos que han visto vulnerados sus derechos por un gobierno que abusa continuamente de su poder y su dinero. Un llamado claro a respetar la legalidad y la justicia, expresada en una sentencia definitivamente firme de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Porque Hugo Chávez debe asumir de una vez por todas, con gallardía y sin miedo, su condición de candidato presidencial en igualdad de condiciones.
La maquinaria oficialista tiene años tratando de liquidarme. En los últimos siete años he sufrido tres intentos de homicidio, y en uno de ellos perdí a un buen amigo, Carlos Mendoza, miembro de mi equipo más cercano.
En 2008 conquistamos el corazón de la mayoría de los caraqueños y estábamos listos para transformar la capital en una ciudad segura, amable y moderna; pero nos sacaron del juego electoral con una cobarde inhabilitación política. Lejos de sentirme derrotado, reforcé mi compromiso con Venezuela y recorrí un largo camino de lucha y sacrificio que nos trajo hasta aquí, con mis derechos plenamente restituidos, con la razón y la justicia de nuestro lado.
Llegó la hora de dar la cara, Presidente. No se esconda más detrás de su procurador, su contralora encargada y sus magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Es tiempo de asumir esta contienda política sin miedo, de una vez por todas. Sin maniobras ni atajos tramposos. Que sea el pueblo el que decida, con sus votos, cuál será el destino de Venezuela.
Estoy habilitado en derecho y en justicia, y será la voluntad popular la que me habilite con sus votos en esa jornada histórica convocada el Día de la Juventud del año del cambio. Yo estoy listo para asumir el reto de conquistar un mejor futuro, de alcanzar ese país de paz, bienestar y progreso que todos soñamos; y estoy convencido de que millones de venezolanos también están listos. Fuerza y fe, Venezuela.
leopoldo.lopez@voluntadpopular.com
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