lunes, 21 de noviembre de 2011

El fin de los insultos. Artículo de Alonso Moleiro




Conforme se erosiona la democracia también se van marchitando sus hábitos cívicos. Venezuela es, en este momento, una nación hosca y violenta; en muchos aspectos casi imposible de habitar. Hugo Chávez se ha pasado 13 años escupiendo los insultos más procaces y ofensivos para dirimir sus diferencias con sus adversarios y constituiría una verdadera candidez no concluir cuánto ha minado eso en las relaciones ciudadanas cotidianas

ALONSO MOLEIRO
talcualdigital.com



La exposición de proyectos de gobierno, el intercambio de diagnósticos, el desarrollo de una discusión civilizada en la cual se pudo imaginar una nación dentro del mediano y el largo plazo y no se desperdició un solo minuto insultando a nadie. Ese es, en rigor, el valor neto del debate que tuvo lugar entre los precandidatos de la Unidad el pasado lunes.

La Mesa de la Unidad Democrática se ha propuesto colocar en la calle iniciativas que permitan a los venezolanos comenzar a respirar el oxígeno de la convivencia y con esa iniciativa se ha dado un excelente primer paso. El proceso descrito conocerá, con seguridad, un clímax muy especial el próximo 23 de enero con la presentación del programa de gobierno de Unidad Nacional.

Conforme se erosiona la democracia en Venezuela también se van marchitando sus hábitos cívicos. Venezuela es, en este momento, una nación hosca y violenta; en muchos aspectos casi imposible de habitar. Hugo Chávez se ha pasado 13 años escupiendo los insultos más procaces y ofensivos para dirimir sus diferencias con sus adversarios y constituiría una verdadera candidez no concluir cuánto ha minado eso en las relaciones ciudadanas cotidianas.

El insulto ha sido la norma, el eje, el espíritu propósito y razón de la política venezolana en este tiempo histórico. Se ha hecho habitual que se desenfunden armas, que se agreda a testigos, que se saboteen actos y que se abuse del poder. El vicio verbal, punto de partida de este pernicioso proceso, ha bastardeado la moral pública y ha enturbiado severamente las relaciones entre los venezolanos. La afición por insultar a los demás ha venido aparejada de una manifiesta renuencia a debatir serenamente tesis con sus oponentes.

Mucho más grave: este hábito es tomado de manera deportiva y natural por mucha gente en Venezuela. Al insulto como institución algunos se asoman con morbo y algo de sorna. Seguidores y simpatizantes del Presidente que, si no lo celebran, lo imitan abiertamente y con entera impunidad, en los reductos más sórdidos de la programación del canal del Estado. El cuestionamiento político es respondido casi todos los días con una inaceptable agresión personal. Es este el indicativo perfecto de cómo se han necrosado los hábitos políticos, el respeto al ciudadano y la convivencia como valor, por ser ésta considerada almidonada, hipócrita y burguesa.

La MUD cuenta con una secuencia de eventos y contenidos políticos para ser sometidos a consideración de la población, pensando en el mediano y el largo plazo, inscritos dentro de con toda claridad es ya una estrategia de poder. El primero de los debates de la oposición, ha sido, a estos efectos, un importante punto de inflexión.

Los resultados son obvios. El gobierno y sus voceros, conscientes de que en sus largos años de hegemonía no han sostenido un solo debate con nadie, y al corriente de que, en sus mandos dirigentes, no es posible sostener una sola discusión sin tener permiso del jefe, ha salido a las carreras a intentar ridiculizar el evento.

Dirigentes políticos y humoristas palaciegos, sin una sola idea propia, felices con la tutoría que sobre ellos se ejerce, temerosos de perder sus privilegios. Algunos posaron sonreídos en torno al caudillo en la televisión aquel mes de mayo de 2009. Entonces retaron a Mario Vargas Llosa a un debate que tampoco tuvo lugar.

Podría uno decirles, si valiera la pena, que se animaran a deslastrarse de esa dolorosa condición supervisada. No tienen porqué molestarse si otras personas debaten; lo que deberían hacer es imitar el ejemplo. Ejercer la crítica en los espacios de que disponen, invitar a las voces disidentes, fomentar un espacio para la discusión que, a la larga, haga posible la promoción de liderazgos alternativos dentro de los principios doctrinarios que postulan.

Nadie los recordará jamás por esas maromas intrascendentes. Sería pedirles demasiado: ellos tienen un papel que jugar, y es ese, así de minúsculo, en esta tentativa de papado hecho gobierno que le quieren imponer a la nación.

El debate de puntos de vista prescindiendo de la adjetivación vacía debería ser el horizonte al cual busque aproximarse esta sociedad en el corto y el mediano plazo. Abolir para siempre la ausencia de modales, el grotesco despropósito que implica insultar a los demás desde una postura poderosa y autosuficiente.

Vendrán nuevos debates. Esta nueva generación de políticos venezolanos seguirá mudando pieles, depurando postulados, comunicándose con la nación para hacerla despertar de este ruinoso letargo de casi 14 años. Restaurando pacientemente el tejido para que todos los venezolanos, incluyendo a los chavistas, se sientan escuchados y a gusto en su patria.

Seguramente será necesario mejorar algunas cosas: mayor precisión en las preguntas; espacio para que cada uno de ellos desarrolle los matices de su pensamiento. Los debates que se avecinan, porque afortunadamente vendrán otros, nos permitirán ampliar la percepción y obtener conclusiones fundamentales.

Por lo pronto, sin ninguna mezquindad, consigno mi beneplácito ante esta bocanada de aire fresco y virtudes civiles presenciadas el pasado lunes por los candidatos de la Mesa de la Unidad.

1 comentario:

  1. Que el fin de la violencia? como se nota que no has leido la historia o prefieres ignorar o te haces la vista gorda, acaso no sabes lo que pasaba con los estudiantes que luchaban realmente por reivindicaciones y verdadera democracia? desaparecidos y acribillados o en lo mas suave torturados, y los políticos asesinados, hoy hasta tu dices esto y no hay problema, y lo de insultos ja tremenda sifreneria, vez a cualquier refinado hablando bonito pero detrás de cámaras bien dañinos, la verdad duele, y aunque les duela en este momento a Nivel Intelectual y con el carisma necesario no hay Dos Chávez es el gallo, No es un Dios pero si un gran hombre que ha sido atacado por decirle no a los placeres que otros han acariciado etc

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