Líderes locales de la Caracas profunda afirman que el presidente venezolano «ha dado la espalda al pueblo»
ludmila vinogradoff - ABC
La gente humilde recorre a pie varios kilómetros para ver al candidato que despierta furor en las masas como si fuera un famoso «cantante de rock», afirma Saverio Vivas. Se refiere a Henrique Capriles Radonski, el candidato único de la oposición que está dando tres vueltas a Venezuela en su campaña por la Presidencia, que disputará a Hugo Chávez el próximo 7 de octubre en las más reñidas elecciones de los últimos 14 años.
Saverio Vivas es un líder local que vive en Catia, la poblada barriada de Caracas donde nació el chavismo en 1998. Junto a la zona llamada «23 de Enero» forma parte de esa Caracas profunda, que ya empieza a cambiar de color político: desde su pasado rojo intenso a un amarillo, azul y rojo, como la bandera nacional; los colores de la gorra prohibida del candidato opositor, a quien califica como un «fenómeno electoral».
Conoce al dedillo Catia, que hace poco sorprendió por la manifestación multitudinaria que le brindó a Capriles. Los chavistas compararon: «Ni siquiera en sus mejores tiempos el presidente venezolano había despertado tanto entusiasmo y fervor en la cuna del chavismo». Saverio responde a ABC: «El sector popular no lo ha traicionado, Chávez le ha dado la espalda al pueblo y Capriles no tiene la culpa de que haya perdido la calle».
«Al pueblo no le interesa que Chávez salve al mundo, sino que resuelva sus problemas»
El líder local resume las razones del declive de Hugo Chávez en el «desencanto por el incumplimiento de sus promesas». Catia es el reflejo de Venezuela: hay «baches por todas partes, los servicios no funcionan, no hay suficiente agua ni luz, ni ha construido una escuela en esa zona», cuenta Saverio. «Al pueblo llano no le interesa que Chávez quiera salvar el mundo, sino que resuelva sus problemas y necesidades básicas». Los mismos seguidores del presidente, que aspira a su tercera reelección, acusan cierto agotamiento. Argimiro León, articulista de la página digital chavista «Aporrea», sostiene que «si la calle hablara, estamos perdidos» y afirma que «ya no veo en las calles una emoción tan intensa para creernos boyantes para las elecciones», como hace ver Chávez, quien sostiene que las encuestas le favorecen con 20 puntos por encima de su joven rival.
«Chávez es el hombre de las mil caras», señala su compañero de armas Luis Alfonso Dávila, exministro del Interior y excanciller. Por primera vez en 14 años actúa a la defensiva, obligado a dar la cara al candidato único de la oposición, que ha logrado penetrar en los feudos populares chavistas con su lenguaje sencillo, breve y directo.
«Vientos de derrota»
La gente ya no sigue a Chávez como antes. «La presencia rala de sus partidarios tiene que ver, obviamente, con el progresivo y sostenido declive de su capacidad de convocatoria. Vientos de derrota soplan por las comarcas chavistas. Catorce años han sido más que suficientes para comprobar que el fulano "proyecto" no es más que una patraña y que Chávez ha sido, de alguna manera, más de lo mismo, pero peor», dice el director del diario «Talcual», Teodoro Petkoff.
Para el sociólogo chileno Fernando Mires, el líder opositor ha sabido combinar el discurso político con lo social, desafiando a Chávez en lo que «se creían sus reductos inexpugnables: las aldeas y pueblos, allí donde viven los pobres, los abandonados, los humillados y los ofendidos, hablando de la falta de hospitales, escuelas, caminos, agua, casas de cartones, inseguridad, predios abandonados».
Mires subraya que «estamos sin duda frente a un nuevo fenómeno político. Capriles es considerado como probable vencedor de las elecciones» porque le ha quitado a Chávez la bandera social de representar a los sectores más desposeídos.
Las marchas populares del joven candidato han despertado entusiasmo. Y Mires las atribuye a que habla del progreso y futuro mientras Chávez habla del pasado. «Mientras Capriles habla al pueblo multicolor, Chávez se enreda en una racista discusión en torno al rostro de Bolívar. Mientras Capriles habla de la modernización económica, Chávez habla de las glorias militares de la nación». Y todo lo resume en una sola frase: «Venezuela se encuentra al borde de un nuevo comienzo».
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