Carlos Julio Peñaloza
lapatilla.com
Dos Data Center en Caracas y uno en La Habana –conectado a través del cable submarino con Cuba, construido al efecto por Chávez- dotan al Gobierno de la red necesaria para cometer un fraude furtivo en las elecciones presidenciales.
En cualquier nación hay un organismo respetable donde están representadas todas las tendencias, el cual organiza y arbitra las elecciones. En Venezuela ese árbitro no es confiable, porque en forma ilegal fue elegido a dedo por Hugo Chávez, uno de los candidatos en la elección. Es obligado suponer que ese árbitro actuará como el de la pelea de boxeo entre Pacquiao y Bradley. Todo el mundo vio el triunfo del filipino, pero el árbitro le levantó la mano al perdedor.
El fraude electoral es la intromisión deliberada en un proceso electoral para impedir, anular o modificar los resultados reales. Es uno de los delitos más graves contra la Constitución de cualquier país. Dejar que se cometa este delito a la luz pública es convertirnos en avestruces castrados que esconden la cabeza en la arena mientras ofrecen su trasero a los curiosos.
Ciudadanos respetables recomiendan esa posición del avestruz. Creo que están equivocados. Las estafas no se combaten dejando que los timadores actúen a placer. Debemos hacerle difícil su trabajo. Una manera es señalar a tiempo los posibles fraudes, para impedirlos y enfrentar a los tramposos cuando sea necesario. Lo que está en juego es tan importante que no podemos darnos el lujo de la indolencia.
Los jefes de los carteles del fraude electoral son tan creativos y astutos como los capos de los carteles de la droga. Los truhanes del voto inventan ingeniosos esquemas criminales para falsificar los resultados de los comicios. La mejor forma de luchar contra ese fraude es conociendo cómo se hace y ejecutando las acciones necesarias para impedirlo. Si los bribones llevan adelante su crimen, solo queda el camino de la resistencia civil, lo cual ya es otro tema.
Hay muchas técnicas de fraude. Hay trampas micro y macro. Las micro van dirigidas a los votos individuales y son de carácter táctico. Las macro se orientan al control del voto totalizado y son de carácter estratégico. Todas los fraudes son criminales y peligrosos, especialmente los fraudes promovidos por el gobierno que en Venezuela tiene el monopolio de esas fullerías.
Las trampas en la totalización automatizada constituyen la más aviesa y peligrosa forma de fraude macro. La corrupción en los sistemas informáticos de conteo de los votos es un arma invisible que produce efectos letales. La única forma de evitarla es que técnicos de la oposición tengan acceso abierto a los centros de totalización, a los códigos fuentes y puedan monitorear el tráfico de datos en las redes que los interconectan. Con todo respeto y aprecio por sus nobles y fructíferos esfuerzos, tenemos derecho a preguntarnos si la MUD está consciente de esto.
Fidel Castro es un genio carismático al servicio del mal. Chavez es una marioneta manejada por ese genio. La pareja siniestra que controla todos los poderes del Estado ha creado secretamente varias salas de totalización pero una sola es conocida. La sala oficial está en la torre Teleport, cerca de la Plaza Venezuela en Caracas. Con fondos de PDVSA, Rafael Ramírez compro sin licitación este “Data Center” para el CNE a una empresa iraní propiedad de Majed Khalil, personaje cuya historia es de por sí interesante y decidora. De eso hablaremos algún día.
La antigua Torre Teleport es uno de los edificios más modernos del país, cuenta con cuatro tecnologías de enlace (ISDN, IP, V.35 y satelital) que garantizan la transmisión de audio, video y datos en tiempo real gracias a su ubicación en el sector de la Plaza Venezuela. Es el edificio más “inteligente” y con mejores telecomunicaciones de Iberoamérica.
Existe una segunda sala de totalización secreta situada en la sede de la Universidad Bolivariana. Esa sala funciona en la antigua sala de computación de Lagoven en Bello Monte y cuenta con todas las capacidades de comunicaciones de la antigua petrolera estatal, más conexiones vía microondas y cable coaxial con Teleport. A esta sala sólo tienen acceso expertos cubanos. Recientemente se activó una tercer Data Center en la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana. Este centro operado por el G2 está en el extremo final del cable submarino y será el corazón del fraude en las elecciones de octubre.
En próximos artículos explicaré cómo funcionan estos diabólicos centros estratégicos de fraude electoral. Por ahora debemos exigir al CNE libre acceso a técnicos de la oposición a los dos “Data Center” en Caracas y a los códigos fuente de los programas que manejan el proceso, y que el 7-O se permita monitorear en vivo el sistema y se desconecte por 24 horas el cable submarino con Cuba. Si Chávez se niega a estos requerimientos no quedarán dudas de que se propone cometer fraude. Contra esto debemos votar masivamente. Si lo hace se activará la resistencia y la historia de Pérez Jiménez volverá a repetirse. Los tiranos no aprenden o no pueden bajarse del tigre. Espero que Chávez no sea tan bruto.
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