Nicmer N. Evans
Desprendernos de la emotividad no es fácil en procesos electorales venezolanos, sin embargo cada vez es mayor la demanda de propuestas y contenidos concretos de parte de nuestro pueblo para con los políticos que aspiran un cargo electivo.
Trataré de analizar la propuesta del candidato Capriles, no sin antes advertir que lo hago desde una perspectiva muy clara, desde el socialismo. Así como el 90% de los analistas mediáticos de nuestro país hacen el análisis del programa del candidato Chávez desde el neoliberalismo, no pretendo menos que hacer un equilibrio e iniciar el desmontaje de la propuesta de Capriles.
Es importante resaltar, antes del análisis de contenido que, el lenguaje utilizado por el candidato o sus asesores en el documento, tiene como intención disfrazar los términos fundamentales de su propuesta: “Capitalismo”, “privatización”, “devaluación”, “libre mercado”, que transversalizan todo el texto sin ser mencionados una sola vez, observemos:
1. Capriles plantea “un sector público fuerte que: 1. Promueva y oriente la iniciativa privada;…” y posteriormente plantea un “sector privado fuerte que:… 2) aporte recursos fiscales para la inversión pública y social”. No es acaso evidente la profunda contradicción en afirmar que se desea un sector público para fortalecer al sector privado, que a su vez también será fuerte para generar aportes fiscales al sector público que solo sirve para blindar al privado.
En pocas palabras, lo que se plantea es hacer del Estado una estructura que sirva solo para alimentar y retroalimentar al sector privado, descuidando la función pública. Ésta es la principal propuesta del candidato Capriles en lo que denomina “Emprendimiento y empleo”.
2. Capriles plantea una “movilidad social ascendente e independencia económica”, transitando de “un modelo de repartición a uno de creación de riqueza”. Además de ser un gran enunciado que no expresa en él mismo ni en sus ideas posteriores como se operacionaliza tal fin, detrás de él claramente se afirma la negación de la repartición de la riqueza petrolera existente, para ser asignada solo a aquéllos que demuestren o afirmen ser “capaces” de crear más riqueza.
En pocas palabras, el plan de Capriles es quitarle los beneficios económicos obtenidos por los pobres en el Gobierno de Chávez, para dárselos solo a la clase media “pujante”, negando así el verdadero ascenso social de los pobres, que con derecho también tienen acceso a la riqueza nacional y al desarrollo de proyectos productivos de propiedad social, condenándolos a la pobreza eterna.
3. Capriles también ofrece “avanzar gradual pero sostenidamente en el desmontaje de los controles y legislación que ahuyentan la inversión…” extranjera (de preferencia estadounidense) , esto implica el desmontaje progresivo del control cambiario para su eliminación, reconociendo al mercado paralelo como legal y utilizándolo como referencia cambiaria, lo que implicaría en el primer impacto, una devaluación del 100% de la moneda, además del desmontaje de los controles de precio establecidos a los rubros de la canasta básica, conduciendo a la liberación del mercado y el incremento de la especulación, en nombre de la diversidad de productos y la libertad económica; por último, esta premisa anuncia en un corto plazo la eliminación del subsidio a la gasolina, lo que generaría un caos en los precios de distribución de los alimentos, repercutiendo en el encarecimiento de los mismos de manera inmediata.
4. Capriles, en todo el documento entregado al CNE, no nombra ni una sola vez a la Opep, pero sin embargo anuncia un incremento de la producción, que se ha dicho podría ser de 400 mil barriles de petróleo por año.
Esto implica de primeras, traicionar la cuota Opep fijada a Venezuela, lo que generaría de manera inmediata la caída abrupta de los precios del petróleo, condición que beneficiaría a los países desarrollados e impulsaría una caída libre de la principal fuente de ingreso de recursos de nuestro país, con las cuales se financian las misiones, que por cierto tampoco son mencionadas ni una sola vez.
Éstos son algunos aspectos de los sin fines de enunciados, que en el marco de una serie de lugares comunes y afirmaciones, en un lenguaje alejado de sus intenciones reales, pretenden disfrazar una serie de dogmas neoliberales que Venezuela decidió superar hace ya más de 20 años, cuando se lanzó a la calle para detener las medidas que desde el FMI se aplicaron a nuestra frustrada sociedad.
En próximas ediciones seguiré analizando estos contenidos presentes en el “Programa de Gobierno” de Capriles Randonski, “Hay un camino”.
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