domingo, 12 de agosto de 2012

¿Qué esperar del clímax de campaña?. Artículo de @luisvicenteleon

La incertidumbre entonces no es lo que hará Chávez, sino: ¿qué le conviene hacer a Capriles?

LUIS VICENTE LEÓN

En Twitter: @luisvicenteleon

eluniversal.com

Pese a lo que algunos piensan, la campaña presidencial, esa que realmente ha cautivado a los electores, ha sido corta. Comenzó el 10 y 11 de junio con las inscripciones de los candidatos, ya que antes había sido una precampaña, muy fuerte en actividad, pero opacada por la enfermedad presidencial y los rumores que se tejieron a su alrededor. Apenas terminó el periodo de convalecencia de Chávez fue cuando la gente se interesó en lo que ambos candidatos tenían que decir y hacer y ahora entramos en lo que se podría considerar la etapa crucial, que hará clímax en septiembre, antes de llegar al día de la verdad en el que finalmente se develará la incertidumbre crítica.

¿Qué podemos esperar en esta etapa final?

El resto del mes de agosto seguirá como lo estamos viendo ahora. Los dos candidatos intentarán acercarse lo más posible a los electores. Capriles reforzando la estrategia cara a cara. Su recorrido por todo el país (una modernización muy interesante e intensa de la vía clásica y efectiva de la política) es el corazón de su estrategia y le sirve para varios objetivos a la vez: 1) aumentar el conocimiento que la población tiene de él, 2) generar una conexión emocional cercana con los grupos "tocados" por el candidato, 3) crear los momentos estelares para colocar sus promesas electorales, estando en contacto con los problemas vividos por la población y generar esperanzas de solución con el cambio a futuro, 4) compensar parcialmente, con un esfuerzo impresionante, el sesgo a favor de su adversario debido al control que éste ejerce sobre los medios, las cadenas, los recursos públicos (descaradamente utilizados a su favor) y las instituciones, entre muchas otras variables que hacen de esta una campaña claramente desequilibrada y 5) resaltar la diferencia que existe entre su energía, juventud y fuerza y las condiciones físicas de su adversario, que si bien le permiten a éste hablar hasta por la tapa de la barriga y conducir su campaña mejor de lo que muchos esperaban, cuando le daban por desahuciado, no es suficiente, sin embargo, para el tipo de batalla cuerpo a cuerpo en la que basó su estrategia del pasado.

En el caso de Chávez, la campaña de agosto también se concentrará en recorrer el país, aunque en una especie de realidad virtual. Continuará visitando las grandes ciudades y puntos emblemáticos, usando para eso los recursos de movilidad que le permiten minimizar el desgaste físico. La carroza que le acompaña, a título de Papamóvil, le permitirá mostrarse, dosificadamente, en más lugares, enviando un mensaje más importante que su propuesta de gobierno: "estoy vivo y activo". Pero esa presencia parcial será amplificada por un desbordante acompañamiento mediático. Chávez hará cadenas a lo largo de toda la campaña y en ellas se mostrará "inundando" el país. En realidad lo recorrerá más en televisión, radio, medios impresos y, si logra lo que busca, en el debate de la gente.

Y ¿qué vendrá en septiembre?

Chávez es perfectamente predecible. Intensificará los anuncios de gasto social, entregará viviendas construidas y por construir, explotará las esperanzas en una población que no tiene mucho más que eso en sus manos y que evidentemente necesita creer. Como guinda, Chávez dará algunas pruebas de lo que teóricamente significaría su derrota para la estabilidad y la paz del país: una amenaza que busca bloquear la votación independiente por su adversario.

La incertidumbre entonces no es lo que hará Chávez, sino: ¿qué le conviene hacer a Capriles?, ¿qué hará Capriles?, y ¿qué pasa si la distancia entre las respuestas a las dos preguntas anteriores es relevante?

De eso hablaremos pronto.

Luisvicenteleon@gmail.com

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