Ante todo, polluelos, no alentemos el linchamiento moral de las empresas encuestadoras desde los medios de comunicación porque eso es muy feo.
Ibsen Martínez
En Twitter: @IbsenM
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Al menos, no lo hagamos de modo obsesivo, guardemos las formas. No la tomemos únicamente con Oscar Schemel. Considérese que Hinterlaces no es el único actor armado de una hoja Excel y un modelo de “muestreo multiparametral.” Hay muchos otros corderos pastando en el prado de las encuestadoras de alquiler. Sin buscar muy lejos, ahí está Matanálisis.
Para irnos entendiendo, lo que sigue es sólo figuración paródica del vocero habitual de Matanálisis en el trance de pronosticar el resultado de una carrera en la que participa un único caballo. Imagine el lector al vocero – todo él traje,corbata, corte de pelo crewcut y lentes de firma—, hablando con atiplada voz de iguana. El tono docto, más que profesoral, es decididamente perdonavidas; ni más ni menos que el tono con el que hay que hablarle a millones de compatriotas electores de oposición, ignorantes de cuán arduo puede ser elaborar la metodología de una firma encuestadora de prestigio:
“La idea de que la carrera del próximo domingo tenga un único participante lleva a muchos idiotas a pensar, contraintuitivamente, que el ejemplar único será el ganador. En este error incurren muchas encuestadoras amateurs, las llamadas encuestadoras de bolsillo, que no solamente no son serias, como la nuestra, sino que, peor aún, no despliegan la metodología adecuada para apreciar que la presunción, hecha en el momento actual, de que ese caballo que corre solo debe imponerse en la prueba, será acertada, ¡oígase bien!, solamente en la medida en que se tenga claro que se trata de una fotografía del momento. Lo que cuenta es la tendencia. Y la tendencia, queridísimos subnormales, está sujeta a muchísimas variables , tales como el peso del jockey, la velocidad del viento frontal, la consistencia de la pista – el coeficiente de viscosidad del fango, si lloviere— ; el centro de masas del purasangre, pues hay purasangres culones que tienen el centro de masas desplazado; la contaminacion sónica, el pH del guayoyo que habitualmente toma el traqueador cada madrugada; en fin, variables muy difíciles de ponderar hasta para el más sofisticado modelo estocástico. Dije “estocástico”, animal, y no esperes que te explique en treinta segundos qué cosa es estocástico.”
“La tendencia, imbéciles, no se hará patente hasta que el caballo cruce la meta. Por ello, y en obsequio de nuestro bien ganado crédito como empresa de sondeos de opinión pública, no aventuraremos pronósticos para la prueba del domingo hasta tanto no haya terminado la carrera. Tenemos que someter los resultados a un detenido estudio en el que juegan papel muy importante la topología algebraica, el principio de acotación uniforme, el teorema de Banach-Steinhaus y las llamadas formas hermíticas en los espacios vectoriales.
“Claro está que no hemos descartado del todo la posibilidad, siempre teorética, de que el caballo pierda. Más aún, es posible que así sea, pero de acuerdo a la foto del momento actual, no es probable. ¿Porqué? Porque la vida es así, chamo. Prque antes que yo, lo dijo Hamlet, príncipe de Dinamarca: Hay más cosas entre el cielo y la tierra,Horacio, de las que sabe tu filosofía.”
2.- Antes de continuar, hagamos justicia: la prosa escrita del vocero de Matanálisis está muy por debajo de que acaba usted de leer. Aunque, puesto en “modo ingenioso”, el hombre puede sorprendernos, como lo hizo uno de sus más aventajados epígonos en reciente entrevista publicada en El Nuevo Herald de Miami, con expresiones tales como “ Chávez tiene una estrategia ganadora en la inclusión excluyente”. Mejor ni preguntarle a este recordman del oxímoron qué rayos quiso decir con eso de “inclusión excluyente.”
Esta bagatela dominical es mi irresponsable comentario a los vaticinios de una empresa encuestadora de nombre eufónicamente parecido a Matanálisis.
Su vocero, hombre de talento versátil que a sus horas sabe doblarse en estrella del “stand up comedy” junto a mi admirado Lauerano Márquez, declaró campanudamente que era imposible ganarle a Chávez el referéndum de 2007 y erró cumplidamente al asegurar sin resquicio de duda que, en las parlamentarias de 2010, la oposición obtendría, en el mejor de los casos, apenas cuarenta y tantos escaños. Y de vaina.
No podemos culparlo, empero, de nada doloso. Ello sería temerario, pues se trata de una empresa acreditada como seria y, admitamos, su declaración de que Chávez sostiene una ventaja del 15 % es absolutamente consistente con su récord de serios desaciertos. Al leerla, me dio un alegrón: el stand-up comedian yerra tan sistemáticamente en los últimos tiempos que ese 15% cumple con el rito estacional de que una encuestadora de prestigio se equivoque crasamente antes de que ganen los míos. Como pasó en 2007, cuando derrotaron el reférendum, o en 2010, cuando obtuvieron 62 escaños, veinte más sobre lo concedido por el demoscopa-opinador. Sólo espero que esta vez honre su trayectoria pues eso significaría la victoria segura de Henrique Capriles.
Para finalizar, me apresuro a poner la mano en el fuego por la honorabilidad del demoscopa: Nadie le paga por dar esos pronósticos. Por todo lo que hemos visto hasta ahora, sabemos muy bien que para equivocarse ante las cámaras, igual que Hugo Chávez, él se basta a sí mismo.
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