martes, 18 de octubre de 2011

¡Yo renuncio como Oswaldo!. Artículo de Hermann Petzold R.

HERMANN PETZOLD RODRÍGUEZ

En Twitter: @hermann196

No dejan de aparecer cosas sorprendentes, especialmente en el panorama político. Por el lado del chavismo, su líder trata de aparentar que su salud está mejor que nunca, y por supuesto, que al país no lo para nadie en progreso. Por el lado de la oposición, en conjunto o individualmente, siguen dando palos de piñata -sin que ésta exista- que hacen que Chávez vaya palo arriba en popularidad. Uno de esos palos de piñata ha sido la actuación del Oswaldo Álvarez Paz.

La semana pasada ha renunciado a participar en las primarias, una corta historia preelectoral que se asemeja más a una telenovela de las 9 de la noche. Para nadie era un secreto que sus posibilidades de ganar eran nulas. Se autoproclamó precandidato, y luego renuncia. Es como el perro que intenta morder su propia cola.

Apenas un mes ha pasado desde que escribí un artículo para El Universal, llamado "Sin el chivo y sin el mecate" en el cual hacía hincapié de la locura de esta precandidatura. Él tuvo su oportunidad y no logró nada hace 23 años, y ahora pretendía decir que sí podía hacerlo. Hacen falta pantalones y también humildad. Primero para decir que el pueblo lo quiere -solo basta mirar los números-, y luego para pedirle a Copei que lo respaldara. Lo cual hubiera sido una catástrofe para un partido que busca un refresh generacional.

"El que mira al pasado nunca va a ver el futuro", decía Capriles en el lanzamiento de su precandidatura. Así se quedó Álvarez Paz, pensando que las generaciones no han crecido y cambiado, que siguen esperando los discursos pasionales de siempre y sólo críticas al Gobierno actual. Pero no es así. La población se ha politizado positivamente, y ha adquirido un sentido crítico, afinado y coherente. Capaz de saber lo que quiere y ser auditor nato de sus dirigentes. Ahí pecó Álvarez Paz, al creer que estábamos igual que cuando era compañero de partido de Eduardo Fernández.

Con el mayor respeto, Oswaldo. Una cosa es haber pasado por un juicio político y otro creerse el salvador y único superhéroe de este desmadre. Todos hemos sido víctimas -literalmente- de este régimen, pero tenemos el sentido común de saber que no somos presidenciables.

El otro objetivo que busca Oswaldo, ya no con la precandidatura sino con su renuncia, es cuota de poder. Su precandidatura más que farsa, puede que haya conseguido su fin hace unas semanas. Aunque no lo crean hoy, lo veremos levantándole la mano a su candidato, y eso será antes de las primarias. En poco tiempo saldrá elogiando las virtudes de Pablo Pérez.

Nos duele que haya personas que tengan ambición de gobernar para ellos mismos. Chávez ha subido no sólo por su vil estrategia, también por los errores de nosotros como oposición. Por los errores tuyos, Oswaldo. De no haberte lanzado ¿qué hubiera pasado? Los espacios televisivos que ocupaste habrían sido sustituidos por los que sí están dando la pelea, o con noticias que buscaban conciliación, unión y compromiso entre todos los venezolanos. Si no hubieras estado en prensa, el centimetraje se llenaría de más noticias positivas de interés social y de labores que realizan héroes desconocidos de nuestra sociedad. En esta última oportunidad política, Oswaldo, restaste.

Oswaldo, no es nada personal. Es más, te invito, como recién exprecandidato presidencial -suena extraño-, a que hables con María Corina, Ledezma, Fernández, entre otros, para que acepten que la opción no es de ellos, es de los venezolanos. No es una contienda electoral normal, por eso dejemos que entre el trío fuerte de Capriles, Pérez y López, podamos nosotros decidir.

Licenciado en Comunicación Social - MBA IE Business School

hpr1906@hotmail.com

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