El votante puede querer sustituir algo bueno por algo mejor o en todo caso distinto
LUIS VICENTE LEÓN
En Twitter: @luisvicenteleon
eluniversal.com
Mucho se ha dicho sobre las encuestas; particularmente la fluctuación de la evaluación de gestión del Presidente. Nada nuevo en el medio de una campaña electoral repleta de emociones, que los radicales de ambos bandos suelen tener a flor de piel. La realidad es que la popularidad de Chávez ha sido volátil porque la opinión pública reaccionó de manera emotiva alrededor de su enfermedad. Y las emociones suelen ser explosivas, cambiantes, repentinas.
Es por eso que observamos el aumento de agosto. Una parte de la población estaba respaldando a Chávez en su lucha contra la enfermedad. Esto no quiere decir que el cáncer lo hace más popular. Lo que significa es que su actitud proactiva pese a la adversidad, así como su manejo político y comunicacional, fueron exitosos.
Pero a veces las emociones se van tan rápido como aparecen.
Era de esperar que la cifra de aprobación de gestión se corrigiera para acercarse a los niveles históricos con los que Chávez ha contado en los últimos 18 meses.
La encuesta de final de septiembre muestra esa corrección de cinco puntos hacia abajo, pasando de 58,9% a 53,1%. Algunos pueden evaluarlo como una caída. Yo creo que es un regreso a la normalidad, luego de una espuma que le era insostenible.
En todo caso, Chávez sigue ubicándose alrededor del 50%. Se mantiene fuerte, pero no invencible. Sobre todo si no sabemos siquiera el nombre de su eventual contrincante, algo que podría cambiar el juego.
La disposición de voto por el Presidente se ubica en 37%. Acá vale insistir en algo que he discutido anteriormente. Aprobación de gestión y disposición de voto son variables distintas. Una cosa es evaluar positivamente la gestión presidencial y otra estar dispuesto a concederle otro mandato para completar 20 años en el poder. Esta diferencia conceptual también sugiere otra lectura. El votante puede querer sustituir algo bueno por algo mejor o en todo caso distinto.
Al contar con estas dos variables, algunos podrían concluir que Chávez es popular pero con reducida intención de voto. Eso no es cierto. Si bien cuenta con 37%, la sumatoria de todos los candidatos de oposición alcanza solo 31%. El 32% faltante son indecisos y son ellos quienes decidirán, pero aún no sabemos por quién.
Por tanto, la oposición tiene muchos retos por delante. La elección de su candidato debe ayudar a consolidar su oferta y sumar niveles de apoyo superiores a la suma de los apoyos individuales que tienen hoy sus precandidatos. Pero eso solo ocurriría si "enamoran" independientes. Si estos no reciben algo distinto por parte de la oposición, la dinámica favorecerá a Chávez.
Todo esto sugiere que la selección del candidato, su propuesta y campaña serán la clave para romper ese favoritismo. Todavía no sabemos quién ganará, pero probablemente será Capriles, López o Pérez. La ventaja de este grupo radica en su capacidad para ofrecer cambio, juventud, energía, gestión y futuro. Atributos atractivos para la campaña, como contraste a la simbología de un Chávez tras 13 años en el poder, un par de décadas mayor que su contrincante y enfermo.
En todo caso, es injusto evaluar ahora los escenarios entre Chávez y un candidato unitario abstracto. Solo cuando tengamos en la mano a ese líder opositor "ungido" por las primarias y el tiempo nos indique el real impacto de la enfermedad sobre Chávez, podremos medir su fuerza real y la de su adversario. No duden que nos guste o no esa realidad, la comentaremos sin edulcorante. Para los que solo quieren leer lo que les gusta, aunque sea mentira, siempre pueden voltear la página. De eso se trata.
luisvicenteleon@gmail.com
domingo, 30 de octubre de 2011
Chávez ¿subió o bajó?. Artículo de Luís Vicente León
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