"¿Para qué quieren saber números? Lo importante es el desmontaje del falso consenso"
CLODOVALDO HERNÁNDEZ
eluniversal.com
Notables encuestadores antichavistas están elaborando una de esas listas de veinte cosas. Esta se llama Veinte maneras de hablar o escribir en los medios sin decir lo que está pasando.
Cuando les preguntan ¿cuál es el resultado de su más reciente sondeo?, aplican alguna de las veinte tácticas y escapan por la tangente.
Una de las más socorridas respuestas es acusar a quienes pretenden conocer cifras de ser personas ignorantes y necias. "¿Números, para qué quieren saber números? -sueltan con aires de superioridad académica. Lo importante es analizar las tendencias microhistóricas, abordar el desmontaje del falso consenso y analizar el factor de prevalencia de la ignorancia pluralista". Al ejecutar limpiamente este Gambito de la obnubilación tecnocrática salen con gran clase del aprieto. La gente queda pensando: "¡Este tipo sí sabe!" y hasta los más pesimistas se cargan de esperanzas.
Otra técnica efectivísima es apelar a la confidencialidad de la encuestadora con su cliente. En ella, el encuestador se asume como un sacerdote obligado a morir callado con los pecados de sus feligreses. "Entiendan, yo sé quién va ganando, pero no lo puedo decir porque me lo contaron en el confesionario", susurra el encuestador. Otra variante consiste en que el increpado alegue que los únicos con derecho a saber los datos son los clientes que pagaron la encuesta. Pay-per-view, le dicen. El experto queda como un pesetero que le niega el agua de su información a un público sediento... pero, igual, escapa ileso. "No somos una biblioteca pública", se defendió uno, acusado de encaletarse sus últimas cinco encuestas. En estos casos, si les preguntan por la transparencia y el derecho de la colectividad a conocer la verdad, ponen cara de "no sabe/no responde".
Uno de los últimos aportes a la lista de las Veinte maneras de no responder la pregunta "¿quién va ganando las elecciones?" lo hizo Luis Vicente León, uno de los más presionados para que eche su cuento como es. Dado que León escribe en este diario, muchos lectores abrigan la esperanza de que el brillante experto en demoscopia les cuente, por fin, cuánto ha engordado el flaco en las encuestas y cuándo llegará el ansiado empate técnico. Pero el muy pichirre no suelta ni un numerito. En su artículo del domingo, astutamente, distrajo a todos incursionando en la interpretación onírica. Al parecer tuvo una pesadilla en la que Chávez, a su vez, estaba plácidamente dormido y soñaba que era reelecto, mientras él (León) intentaba gritar, pero -tal como siempre ocurre en las pesadillas- solo le salía una vocecita aflautada. Vaya manera enrevesada de decir las cosas, Luis Vicente, ¿no sería más fácil si desembucharas esos números?
clodoher@yahoo.com
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