Tema obligado en el discurso político cuando es tanta y tantos son los pobres
DOMINGO FONTIVEROS
ElUniversal
Las campañas electorales son con frecuencia una bendición a medias. Sirven para confrontar posiciones respecto al destino de la sociedad, lo cual es magnífico; pero son oportunidad para la demagogia y ofertas ilusorias por parte de los partidos. Siendo un signo de libertad democrática, son preferibles a cualquier otra alternativa. Aunque siempre pueden ser mejoradas en función de expectativas realistas para la ciudadanía.
Los pobres vuelven a ser tema crucial en esta campaña electoral venezolana. Y es que aparte de ser una condición humana, la pobreza es tema obligado en el discurso político cuando es tanta y tantos son los pobres. Ello abre la puerta a que el tema sea manipulado con objetivos electorales: si los pobres son mayoría, hay que ganarse a los pobres.
Chávez y Capriles andan buscando el apoyo de los pobres. La pregunta es cuál mensaje es más efectivo de cara a las elecciones y a los pobres. Tradicionalmente, los candidatos quieren un apoyo policlasista, es decir, pobres, clases medias, intelectuales, técnicos, profesionales y otros, porque cada grupo tiene algo que aportar para formar la masa crítica victoriosa en votos. Cuando la soberbia no está de por medio, hay que decirlo.
El mensaje del chavismo es conocido. Aunque sigue teniendo arrastre, luce repetitivo, antañón y cansado. De muchas maneras, simula el discurso de cualquier candidato nuevo, pero no debería ser de uno con 14 años a cuestas diciendo, en lo básico, lo mismo, con pocos resultados concretos. Pero es una candidatura con fuerza, dispuesta a proteger el proyecto de muchos comunistas que la apoyan.
El mensaje de Capriles comienza a ser conocido. Está sumando simpatías, por razones personales, políticas y simbólicas. La juventud y la imagen de unidad democrática son activos poderosos para esta contienda. En la cual, contra el partido-gobierno, el poder fáctico es un factor que no está a su favor y que por lo tanto debe ser contrarrestado con mayor fuerza popular movilizadora y un mensaje superior en contenido y proyección.
Respecto al contenido, Capriles viene agregando sucesivamente nuevos componentes que van completando el cuadro programático. Pero en su campaña se está descuidando la visión a más largo plazo, que es más poderosa en el momento de inspirar masas electorales con una visión distinta al futuro lejano que describió el chavismo durante tanto tiempo.
Y esta no es una exigencia técnica, sino de las circunstancias. De acuerdo a la Constitución, si Capriles se impone será presidente por 6 años, con derecho a reelección indefinida. Hasta donde conozco, él no ha planteado reformas en esta materia. Y por lo tanto está en pleno derecho, así como en la obligación, de plantear un proyecto a largo plazo, con todos los programas necesarios. Es decir, vincular su discurso de progreso inmediato a una trayectoria larga hacia futuro.
Con ello le daría más fuerza a su mensaje, más confianza a sus simpatizantes, más magnetismo con los desencantados del régimen, y mejor impresión al resto del mundo respecto a la dimensión de su compromiso. Con esto no quiero decir que se trate de un proyecto personalista, sino del conjunto de fuerzas democráticas. Porque la pobreza no se resuelve a corto plazo. Si no, que lo digan los pobres que han logrado dejarla atrás.
dfontiveros@cantv.net
No hay comentarios.:
Publicar un comentario