Analitica
Mi amigo de infancia, de los tiempos de aprender, de buscar, de descubrir el rostro del mundo, Chuo Ortoll, me manda por correo electrónico un mensaje titulado “Flaquito con cara de Presidente”, cuyo texto es el siguiente: “El mensaje que hay que transmitir con efectividad para asegurar el próximo triunfo electoral tiene que estar dirigido a nuestro pueblo llano. Así lo está haciendo magistralmente Henrique en su campaña casa por casa, corazón a corazón. Lo de ‘flaquito tienes cara de Presidente’ le llegó al corazón del pueblo, de ese pueblo que puso sus justas esperanzas en Chávez, ese pueblo que durante los Gobiernos que vinieron después de Betancourt y Leoni y quizá, un poco, el primer gobierno de Caldera, fue excluido y olvidado. (…) Chávez no llegó a Miraflores por casualidad, y lo que me entusiasma de Capriles es que con él y su joven equipo se está rescatando no la ideología sino el idealismo en nuestra política, que a partir del 7 de octubre se escribirá con P mayúscula.”
Ciertamente, parecería que la Democracia, con “D” mayúscula, ha encontrado en Henrique Capriles Radonski y en los hombres y mujeres –muy especialmente los jóvenes– de la Mesa de la Unidad Democrática, el material humano necesario para recuperarse, volver por sus fueros y garantizar que nunca más volverán los militaristas y fascistoides que, gracias a la poca solidez de los que manejaron los partidos democráticos en las últimas dos décadas del siglo XX, lograron, casi gratis, lo que los extremistas de derecha e izquierda no consiguieron durante los gobiernos de Betancourt y Leoni. La inmensa manifestación, la multitud incontable, el entusiasmo, la fe que acompañó al candidato en su inscripción como tal, y la falta de vida de su contrincante, sumada a los efectos de la incompetencia y la deshonestidad de los chavistas, anuncian la recuperación absoluta del sistema democrático. Simplemente, un pueblo firme, un pueblo sano, pudo resistir los embates del oscurantismo y defender la soberanía popular que estaba amenazada por el militarismo. Lo cierto, lo indiscutible, es que Henrique Capriles Radonski, el Flaquito, ya tiene cara de Presidente.
uno@eduardocasanova.com
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