Las encuestas revelan una amplia diferencia entre apoyo (solidario) y disposición de voto
LUIS VICENTE LEÓN
En Twitter: @luisvicenteleon
eluniversal.com/
Hace meses planteé la existencia de tres escenarios ante la enfermedad de Chávez. Luego de debates, primarias y la reaparición de la "lesión", el planteamiento inicial mantiene su vigencia. Se trata fundamentalmente de: Chávez sano, Chávez enfermo o Chávez ausente. Más que repetirlos, aprovecho estas líneas para repensarlos a la luz estos últimos acontecimientos.
Antes de discutirlos vale una aclaratoria. Sobre la enfermedad, ni las fuentes oficiales ni las opositoras son útiles para proyectar porque : 1) todos mienten estratégicamente 2) la mayor parte del tiempo hablan sin tener información real y 3) ningún candidato dirá algo que perjudique su campaña.
¿Qué podemos verificar hasta ahora? Sabemos que sano, enfermo o ausente las cifras indican que Chávez tiene un reto más duro que el que ha tenido antes. Asimismo, la oposición arranca en su mejor momento y con el candidato más sólido que ha tenido numéricamente.
El primer escenario no necesariamente significa que Chávez esté curado. Lo importante aquí es la ciencia política no la ciencia médica. Es un tema de percepción: su reto es convencer a la gente que es capaz de medirse en octubre y luego gobernar sin problemas. Obviamente, este sería el escenario más ventajoso para Chávez. Lograría comunicar una fortaleza cuasi milagrosa; otra victoria más en su biografía mística-bélico-política. (RE) Misión Cumplida.
Si por el contrario Chávez sigue deteriorándose y su presencia (o ausencia) lo confirma, estará en su peor escenario. Una campaña con Chávez enfermo es peligrosa para el chavismo, pues la enfermedad hace cortocircuito con el futuro y la solidaridad es efímera. Ya las encuestas revelan una amplia diferencia entre apoyo (solidario) y disposición de voto y el sentido de esa diferencia es negativo para Chávez. Enfermo es más difícil cerrar esa brecha.
El tercer escenario es quizás el de mayor incertidumbre. Es lógico porque cuenta con la menor cantidad (y calidad) de información verificable. Pero un escenario de Chávez ausente no indica, para nada, que el chavismo quede fuera del juego necesariamente. Eso es un simplismo absoluto. Los simbolismos estarían ahí. Como ejemplo consideremos que en Argentina, tras la muerte de Néstor Kirchner, su esposa Cristina subió más de 20 puntos en popularidad. Si de temas racionales se tratara, la única explicación sería que a los argentinos les gustan más las mujeres cuando quedan viudas. Por supuesto que la respuesta no se encuentra ahí sino en el tema de las emociones y los simbolismos.
La pregunta que surge entonces es ¿quién sería el líder del chavismo sin Chávez en un escenario como ese? Sea por su cercanía, el cargo ejercido o las encuestas podríamos enumerar como presidenciables a: Jaua, Maduro, Diosdado y Adán. Sin embargo, no es posible medir la fuerza individual de esos actores sin Chávez... mientras Chávez no esté ausente. Esos líderes, mientras él está, tienen un peso bajo que no les permite mostrar sus potencialidades pues el electorado oficialista prefiere ni pensar en perder a su líder mayor. Pero una vez que el evento sea inevitable, la decisión de los electores estará entre la oposición y la revolución, sea quien sea que la represente. Los más conectados con Chávez no tendrán dudas. Es entre independientes que surge la incógnita, pues no sabemos cómo funcionará la idea de votar contra los revolucionarios sin que signifique perder las cosas con las que se han sentido beneficiados o cuan confiados estarán en una transición sin caos, un miedo que podría bloquear migraciones. Imagino el avispero. Concluimos que no es necesariamente cierto que no habrá chavismo sin Chávez, aunque sea verdad que no hay cocada sin coco. Ave María Purísima.
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