ALFREDO YÁNEZ MONDRAGÓN
En Twitter: @incisos
El extraordinario ejercicio de ciudadanía, evidenciado en los más de tres millones de votantes que acudieron a la convocatoria nacional de la Mesa de la Unidad Democrática, amén del claro mensaje al Gobierno y sus ejecutores; es también una exigencia al respeto propio, al esfuerzo colectivo por superar, de una vez por todas, la burla insana y desafiante, que pretende convertir una incontestable victoria, en una caricatura de sí misma.
Por años una parte de la población ha recibido, con disgusto, pero con acomodo, motes peyorativos sobre sus convicciones. Por años, como quien intenta resistir volteando el sentido de las cosas, se han asimilado términos como escuálido, mosca, y más recientemente, majunche; sin advertir quizá, que esa facilidad de permear del discurso perdedor hacia la mayoría; le permite a los minusválidos políticos, desviar la fortaleza real de quienes le adversan.
La convicción expresada por más de tres millones de electores no resultó escuálida, ni mucho menos majunche; por lo cual no cabe hacerse eco; ni siquiera en las esperadas bromas de la sociedad, de ese discurso díscolo, entrampado en sus realidades intestinas.
Somos mayoría, pero nos lo tenemos que creer; y para ello es necesario frenar cualquier intento de rocío abusivo, desde la perspectiva del lenguaje.
La fuerza de los votos emitidos, sumada a la proyección innegable de esos votos; son más que válidos para elaborar un discurso lo suficientemente robusto para evitar que el contrario; hoy suplicante de atención, inocule su léxico peyorativo.
De poco valen las bromas sobre los motes presidenciales; si al usarlas repetidamente fortalecen el concepto que desde su atrio él pretende internalizar.
La madurez demostrada el pasado 12 de febrero, debe ser coherente con nuestra actitud en adelante. Los números son claros, y las convicciones mucho más. Por tanto, ni escuálidos, ni moscas, ni majunches. Somos ciudadanos en ejercicio; y cada día somos más.
incisos@hotmail.com
Totalmente de acuerdo mi querido Alfredo. La programación neurolingúística nos aconseja no asumir como propios los vocablos del perdedor, más aún si son peyorativos y pretenden descalificar una movilización contundente en torno a la vía por la cual lo vamos a sacar de Miraflores: una avalancha de votos. Somos mayoría. La tarea ahora será plasmar esa mayoría en las máquinas el 7 de octubre.
ResponderBorrar