Henrique Capriles, un joven abogado de clase media alta, se convirtió el domingo en el rival que se enfrentará al presidente Hugo Chávez en octubre.
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Con una prolija carrera política de 14 años, Capriles, quien viene de una familia de inmigrantes polacos-judíos que llegaron a Venezuela para huir de los nazis, fue electo con una holgada mayoría en unas elecciones primarias cargadas de entusiasmo y alegría.
Capriles, de 39 años, será el abanderado de la coalición opositora en los próximos comicios presidenciales pautados para el 7 de octubre. Fue electo con 1.806.860 votos, equivalentes a 62,20%, mientras que su principal oponente, Pablo Pérez, gobernador del rico estado petrolero de Zulia, obtuvo 867.601, que representan el 29,86%, cuando ya habían sido escrutados el 95% de los sufragios.
En un país que por décadas ha sido gobernado por líderes ya entrados en años, el emerger del joven gobernador del estado central de Miranda ha sacudido la escena política venezolana.
Su estilo informal y dinámico le ayudó a consolidar un liderazgo que ha contagiado a miles de seguidores y le permitió entrar en los sectores pobres, donde tradicionalmente la oposición no era bien recibida.
Ocho años de alcalde del municipio capitalino de Barata, tres años como gobernador del segundo mayor estado del país, y un breve paso por el Congreso, donde llegó en 1999 a presidir la desaparecida Cámara de Diputados con apenas 26 años, conforman el currículum político de Capriles.
Pero no todo ha sido un “camino de rosas” en su vertiginosa carrera. En el 2004, mientras se desempeñaba como alcalde de Baruta, fue encarcelado durante cuatro meses por unas manifestaciones violentas que se dieron en la sede de la embajada de Cuba durante el fallido golpe de Estado del 2002 en Venezuela.
Como parte de ese juicio el dirigente fue imputado por los delitos de “quebrantamiento de principios internacionales”, “violencia privada” y “violación de domicilio por parte de funcionarios públicos”, pero el proceso nunca prosperó.
Quienes defienden su postulación sostienen que su carisma y “exitosa gestión” en la alcaldía de Baruta, donde estuvo entre el 2000 y el 2008, y la gobernación de Miranda, a donde llegó en el 2009, constituyen su “mayor aval” y fortaleza para enfrentar a Chávez.
El diputado y dirigente de la organización opositora Primero Justicia, Julio Borges, afirmó que no es un hecho fortuito que su compañero de partido esté compitiendo ahora por la presidencia en Venezuela. Sostuvo que el avance logrado por Capriles en su carrera política es producto de un arduo trabajo de años, que incluyó el paso por la prisión.
“Henrique fue una persona que dio la cara, que no huyó, que enfrentó en un momento dado una cárcel que nadie sabía cuánto iba a durar y la superó”, dijo Borges al admitir que Capriles debió enfrentar una justicia controlada por el gobierno que buscaba truncar su carrera política.
Sus colaboradores más cercanos lo identifican como un trabajador incansable
Tras superar los problemas legales, en el 2008 Capriles se encaminó hacia el reto de la gobernación del estado Miranda que para ese entonces era controlada por uno de los más estrechos colaboradores de Chávez, el teniente retirado Diosdado Cabello, al que derrotó en las elecciones regionales del 2008.
“El hecho que Henrique le haya ganado a Diosdado Cabello con un trabajo cuerpo a cuerpo en Miranda es una garantía de que va a lograr lo mismo a nivel nacional, y eso la gente lo ve como una garantía de que tiene la fuerza para enfrentar nada más y nada menos que a Chávez”, dijo Borges a la AP.
Sus más cercanos colaboradores coinciden en identificar a Capriles como un “incansable trabajador” que se dedica a tiempo completo a su labor de funcionario público.
“Es difícil llevarle el trote (ritmo), pero todos los que estamos a su alrededor también estamos entrenando y haciendo ejercicio y comiendo sano”, confesó Adriana D’ Elia, secretaria de gobierno de la gobernación de Miranda, al hablar de quien ha sido su jefe por casi 12 años.
Recordó que en los días en que Capriles era alcalde de Baruta solía andar por todos lados con una grabadora para registrar lo que iba encontrando a su paso y mantener un exhaustivo seguimiento de los problemas.
D’ Elia afirmó que Capriles no sólo dedica buena parte de su tiempo al trabajo sino también a la práctica de ejercicios físicos que complementa con una buena alimentación, lo que le permite tener una contextura delgada y atlética.
“Hay una integralidad en el hablar, en el comer, en el ejercicio, en la manera como se trata con los demás. Es una condición de salud en todos los aspectos”, agregó.
Capriles es católico y de orientación centro-izquierdista. Abiertamente manifiesta una gran sensibilidad por los más desposeídos, sobre quienes volcó su gestión durante su paso por la alcaldía del municipio capitalino de Baruta y más recientemente en la gobernación de Miranda.
A Capriles Radonski le ha gustado compararse con el expresidente barileño Lula Da Silva por el impulso de sus programas sociales
En su afán por romper con la “vieja forma de hacer política”, en la que engloba directamente a Chávez y algunos de sus colegas opositores, el dirigente ha luchado contra lo que considera la “partidización”.
El gobernador, que le gusta compararse con el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, ha promovido diversos programas estatales de apoyo a los sectores pobres a los que atiende sin importar su orientación política, lo que le ha ganado el respeto y simpatía entre algunos seguidores de Chávez.
Al hablar de su familia, Capriles recurre siempre al recuerdo de su abuela materna Lili Bochenek de Radonski, quien falleció hace ocho años. “Mi abuela era mi mejor amiga. Una persona que leía mi mente como pocas. Me enseñó el mundo”, comentó el político en una reciente entrevista en una televisora local.
“Mi abuela estuvo en el gueto de Varsovia 20 meses en un sótano para evitar ser asesinada por los nazis. Y aquí hay funcionarios del gobierno que me llaman nazista”, dijo Capriles recientemente en una conferencia de prensa. Eso es como un insulto, agregó.
Los bisabuelos de Capriles fueron asesinados en el campo de concentración de Treblinka, en Polonia.
El abuelo del gobernador, Andrés Radonski, arribó a Venezuela en 1947 junto a su esposa Lili, proveniente de Polonia, y abrió una sala de cine en el oriente del país que 25 años después se convirtió en una de las principales cadenas de exhibición de películas.
Sobre sus padres Capriles suele hablar con orgullo de las cuatro décadas de unión que mantienen, pero procura mantenerlos alejados de la prensa.
En la actualidad Capriles se mantiene soltero, pero reiteradamente señala que espera conseguir pronto una esposa para formar una familia, tener hijos y seguir la tradición de sus padres.
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Con una prolija carrera política de 14 años, Capriles, quien viene de una familia de inmigrantes polacos-judíos que llegaron a Venezuela para huir de los nazis, fue electo con una holgada mayoría en unas elecciones primarias cargadas de entusiasmo y alegría.
Capriles, de 39 años, será el abanderado de la coalición opositora en los próximos comicios presidenciales pautados para el 7 de octubre. Fue electo con 1.806.860 votos, equivalentes a 62,20%, mientras que su principal oponente, Pablo Pérez, gobernador del rico estado petrolero de Zulia, obtuvo 867.601, que representan el 29,86%, cuando ya habían sido escrutados el 95% de los sufragios.
En un país que por décadas ha sido gobernado por líderes ya entrados en años, el emerger del joven gobernador del estado central de Miranda ha sacudido la escena política venezolana.
Su estilo informal y dinámico le ayudó a consolidar un liderazgo que ha contagiado a miles de seguidores y le permitió entrar en los sectores pobres, donde tradicionalmente la oposición no era bien recibida.
Ocho años de alcalde del municipio capitalino de Barata, tres años como gobernador del segundo mayor estado del país, y un breve paso por el Congreso, donde llegó en 1999 a presidir la desaparecida Cámara de Diputados con apenas 26 años, conforman el currículum político de Capriles.
Pero no todo ha sido un “camino de rosas” en su vertiginosa carrera. En el 2004, mientras se desempeñaba como alcalde de Baruta, fue encarcelado durante cuatro meses por unas manifestaciones violentas que se dieron en la sede de la embajada de Cuba durante el fallido golpe de Estado del 2002 en Venezuela.
Como parte de ese juicio el dirigente fue imputado por los delitos de “quebrantamiento de principios internacionales”, “violencia privada” y “violación de domicilio por parte de funcionarios públicos”, pero el proceso nunca prosperó.
Quienes defienden su postulación sostienen que su carisma y “exitosa gestión” en la alcaldía de Baruta, donde estuvo entre el 2000 y el 2008, y la gobernación de Miranda, a donde llegó en el 2009, constituyen su “mayor aval” y fortaleza para enfrentar a Chávez.
El diputado y dirigente de la organización opositora Primero Justicia, Julio Borges, afirmó que no es un hecho fortuito que su compañero de partido esté compitiendo ahora por la presidencia en Venezuela. Sostuvo que el avance logrado por Capriles en su carrera política es producto de un arduo trabajo de años, que incluyó el paso por la prisión.
“Henrique fue una persona que dio la cara, que no huyó, que enfrentó en un momento dado una cárcel que nadie sabía cuánto iba a durar y la superó”, dijo Borges al admitir que Capriles debió enfrentar una justicia controlada por el gobierno que buscaba truncar su carrera política.
Sus colaboradores más cercanos lo identifican como un trabajador incansable
Tras superar los problemas legales, en el 2008 Capriles se encaminó hacia el reto de la gobernación del estado Miranda que para ese entonces era controlada por uno de los más estrechos colaboradores de Chávez, el teniente retirado Diosdado Cabello, al que derrotó en las elecciones regionales del 2008.
“El hecho que Henrique le haya ganado a Diosdado Cabello con un trabajo cuerpo a cuerpo en Miranda es una garantía de que va a lograr lo mismo a nivel nacional, y eso la gente lo ve como una garantía de que tiene la fuerza para enfrentar nada más y nada menos que a Chávez”, dijo Borges a la AP.
Sus más cercanos colaboradores coinciden en identificar a Capriles como un “incansable trabajador” que se dedica a tiempo completo a su labor de funcionario público.
“Es difícil llevarle el trote (ritmo), pero todos los que estamos a su alrededor también estamos entrenando y haciendo ejercicio y comiendo sano”, confesó Adriana D’ Elia, secretaria de gobierno de la gobernación de Miranda, al hablar de quien ha sido su jefe por casi 12 años.
Recordó que en los días en que Capriles era alcalde de Baruta solía andar por todos lados con una grabadora para registrar lo que iba encontrando a su paso y mantener un exhaustivo seguimiento de los problemas.
D’ Elia afirmó que Capriles no sólo dedica buena parte de su tiempo al trabajo sino también a la práctica de ejercicios físicos que complementa con una buena alimentación, lo que le permite tener una contextura delgada y atlética.
“Hay una integralidad en el hablar, en el comer, en el ejercicio, en la manera como se trata con los demás. Es una condición de salud en todos los aspectos”, agregó.
Capriles es católico y de orientación centro-izquierdista. Abiertamente manifiesta una gran sensibilidad por los más desposeídos, sobre quienes volcó su gestión durante su paso por la alcaldía del municipio capitalino de Baruta y más recientemente en la gobernación de Miranda.
A Capriles Radonski le ha gustado compararse con el expresidente barileño Lula Da Silva por el impulso de sus programas sociales
En su afán por romper con la “vieja forma de hacer política”, en la que engloba directamente a Chávez y algunos de sus colegas opositores, el dirigente ha luchado contra lo que considera la “partidización”.
El gobernador, que le gusta compararse con el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, ha promovido diversos programas estatales de apoyo a los sectores pobres a los que atiende sin importar su orientación política, lo que le ha ganado el respeto y simpatía entre algunos seguidores de Chávez.
Al hablar de su familia, Capriles recurre siempre al recuerdo de su abuela materna Lili Bochenek de Radonski, quien falleció hace ocho años. “Mi abuela era mi mejor amiga. Una persona que leía mi mente como pocas. Me enseñó el mundo”, comentó el político en una reciente entrevista en una televisora local.
“Mi abuela estuvo en el gueto de Varsovia 20 meses en un sótano para evitar ser asesinada por los nazis. Y aquí hay funcionarios del gobierno que me llaman nazista”, dijo Capriles recientemente en una conferencia de prensa. Eso es como un insulto, agregó.
Los bisabuelos de Capriles fueron asesinados en el campo de concentración de Treblinka, en Polonia.
El abuelo del gobernador, Andrés Radonski, arribó a Venezuela en 1947 junto a su esposa Lili, proveniente de Polonia, y abrió una sala de cine en el oriente del país que 25 años después se convirtió en una de las principales cadenas de exhibición de películas.
Sobre sus padres Capriles suele hablar con orgullo de las cuatro décadas de unión que mantienen, pero procura mantenerlos alejados de la prensa.
En la actualidad Capriles se mantiene soltero, pero reiteradamente señala que espera conseguir pronto una esposa para formar una familia, tener hijos y seguir la tradición de sus padres.
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